Sunday, April 16, 2006

Crónicas de los X-Men #2



Título: Sueños Rotos
Fecha de publicación USA: Junio (1995)
Guión: Howard Mackie
Dibujo: Ian Churchill
Tinta: Scott Hanna, Al Vey, Moncuse, Bob Wiacek.

Personajes: Arma X, Magneto, Hombre de Hielo, Dientes de Sable, Mercurio, Jean Grey, Coloso, Pícara, Tormenta, Gambito, Holocausto, Lobezno, Bandidos.

Argumento: En su base secreta, Arma X y Magneto discuten, ya que Logan y Jean Grey han decidido marcharse después de que Logan perdiera su mano izquierda rescatando a Jean de los fosos de Apocalipsis, a donde fue llevada tras ser capturada en una batalla. Magneto no quiere que se marchen, pero no les detiene. Jean le dice, telepáticamente, que no se culpe, que entiende que la dejaran atrás en la batalla y que, algún día, volverán. En ese momento, en Spokane (Washington), Holocausto termina una de las cosechas de humanos, en la que también participa su mejor cazador, el mutante conocido como Lobezno, al que Holocausto le da una misión: encontrar a la Patrulla X y matar a Mercurio, ya que él, con la personalidad de Némesis, sólo pudo matar a la hija de Magneto, la Bruja Escarlata y quiere que Magneto sufra por destruir su cuerpo hasta el punto de necesitar la armadura de soporte vital.

Unos días después, Magneto y la Patrulla X acuden a Denver, Colorado, a detener a un grupo de bandidos que aterroriza a los supervivientes de la zona. Se enfrentan contra ellos y los vencen con relativa facilidad, pero Lobezno, que les está espiando, usa sus poderes mutantes para mejorar genéticamente a dos bandidos, que atacan a Magneto y le hieren con un puñal. Gambito decide que es el momento de abandonar la batalla para cuidar a Magneto. Lobezno, al contemplar la escena, decide cambiar de víctima: no matará a Mercurio, sino a Gambito o a Pícara, los más cercanos a Magneto. En su base en las afueras de Nuevo México, Magneto discute con sus compañeros por haber huido del combate “sólo” por salvarle, puesto que considera que les hace falta más disciplina de guerra y menos sentimentalismos, justo como eran Arma X y Jean Grey. Gambito flirtea con Pícara, que se queda ayudando a Magneto.

En Denver, Lobezno moviliza a los bandidos para que le ayuden a matar a la Patrulla X. Mientras tanto, Gambito confiesa al Hombre de Hielo su amor por Pícara, un amor que no se atreve a confesarle a la sureña. Pícara, por su parte, consuela a Magneto, que sigue afectado por la marcha de Jean y Logan, además, habla con Mercurio por si éste tuviera algún problema con el hecho de que ella sea ahora la segunda al mando de la Patrulla X. En ese momento, Gambito aparece para confesarle su amor y ella sale huyendo. Mercurio le aconseja a Gambito que acuda a hablar con su padre, que está en el campo de entrenamiento. Unos metros más abajo, Lobezno y los bandidos llegan a las puertas del refugio de la Patrulla X.

Gambito le pide consejo a Magneto sobre su relación con Pícara, pero Magneto esquiva sus preguntas justo a tiempo para que aparezca Pícara, que le pide quedarse a solas con Magneto. Aprovechan para hablar sobre sus sentimientos y él le muestra que ha conseguido hallar la forma de que puedan tocarse usando un campo biomagnético alrededor de su cuerpo. Gambito, que observa a escondidas, estalla y les reprocha que le hayan engañado, ya que la atracción entre Pícara y Magneto es evidente. En ese momento, suenan las alarmas: la invasión de Lobezno y los bandidos ha comenzado.

La Patrulla X les hace frente, pero Lobezno demuestra ser un enemigo imbatible, capaz de vencer a todo el grupo a la vez. Sólo Gambito, Pícara y Magneto, combinando sus ataques, pueden hacer que se tambalee, pero incluso así poco pueden hacer. Las vidas de Magneto y Gambito corren peligro, pero Pícara sólo puede escoger a uno de ellos, así que salva a Magneto, dejándole muy claro a Gambito cuáles son sus sentimientos. Será éste quien ponga fin al combate usando sus poderes para sobrecargar un trozo de roca cargado con sus poderes cinéticos que incrusta en el cuerpo de Lobezno, haciendo que explote. En ese momento, Gambito abandona la Patrulla X para no volver a ver a Pícara.

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